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Habrá desafíos para la disciplina, el gremio y los arquitectos en el escenario pos-COVID-19

Actualizado: 25 may 2020


Foto: UPSA
Foto: UPSA

La escala, la dimensión, el alcance, el impacto y la proyección de la coyuntura actual superan con creces a cualquier evento parecido en la historia humana, por lo que resulta difícil pensar que, a la corta o a la larga, el confinamiento global y su enorme impacto social, económico y psicológico no terminará redefiniendo conceptualmente el devenir de la humanidad en las décadas siguientes, manifestó el arquitecto Víctor Hugo Limpias Ortiz en una publicación sobre el escenario pos-COVID-19 en el marco del 80 aniversario de Colegio de Arquitectos de Bolivia (CAB).


Señaló que el cambio ya se produjo, solo que el complejo proceso de catalización (internalización y reformulación) del impacto sufrido por tantos macrocomponentes y actores demandará algún tiempo en consolidarse en ideas, proyectos y obras, sean de enfoque filosófico, ideológico o cultural, de impacto económico, social o político, de intervención material o inmaterial.


“Es inevitable que el modo en que comprendemos y gestionamos la arquitectura, el urbanismo y el entorno en general sufrirán una transformación significativa en todos sus frentes intelectuales (diseño, gestión) y operativos (construcción, financiamiento)”, indicó. A continuación, algunos de los puntos más importantes de esta publicación sobre las amenazas y los desafíos que surgen ante este contexto y el impacto de la cuarentena.


Amenazas y desafíos


En el escenario complejo que está definiendo este confinamiento global, nuestra disciplina se enfrenta a grandes y nuevos desafíos, aparte de los que ya venían planteándose desde principios del siglo XXI. A las amenazas de la virtualización, la fagocitis corporativista y la mercantilización globalizada de la tierra, la construcción y los servicios profesionales, se suma el impacto profundo del confinamiento residencial; fenómeno bajo el cual miles de millones de seres humanos están usando, durante interminables semanas, sus viviendas bajo condiciones que no fueron ni pensadas, ni diseñadas, ni construidas.


Todo ello en ciudades cuya infraestructura y equipamiento que no son posibles de usar como fueron originalmente planteadas. Por primera vez en la historia moderna, la mayoría de los sapiens están experimentando la vivienda y los espacios públicos desde una perspectiva emocional profunda, encerrados en su hogar e inhibidos a usar libremente los edificios y los espacios públicos.


Aunque nadie puede culpar ahora a los arquitectos por las actuales insuficiencias, impracticabilidades e incomodidades sufridas durante el encierro obligado, es perfectamente previsible que esa condescendencia colectiva no ocurrirá en el futuro lejano. Así como se espera que la medicina responda a nuevos virus con mayor eficacia y que los políticos se aseguren que los sistemas de salud ganen eficiencia y capacidad, el mundo del futuro esperará ciudades, viviendas y edificios capaces de volver más tolerable, manejable y vivible, potenciales confinamientos siguientes.


Impacto del confinamiento


Es razonable esperar que la acumulación forzada de vida hogareña (solo, en pareja, familia o grupo), la limitación forzada (en muchos casos, prohibición) del uso y usufructo de los espacios públicos (edificios, calles y plazas), así como la sobrexposición a la virtualidad, terminen provocando el desarrollo de nuevos enfoques para la vivienda, los edificios públicos y los espacios públicos, generando alternativas de diseño no pensadas previamente. La dimensión integral de lo que significa la humanidad en su relación iterativa con el entorno material y natural es vivida como nunca antes, gracias a la experiencia física y sicológica que se vive directamente, y a la experiencia global que las redes virtuales posibilitan.


Una revisión tipológica profunda se avizora, no solo para viviendas, hospitales y supermercados (edificaciones más usadas hoy en el confinamiento), sino para aquellas tipologías que no se usan precisamente porque no estaban preparadas para albergar las exigencias de este fenómeno (oficinas, escuelas, universidades, fábricas, centros comerciales). Lo flexible, lo híbrido y lo mutante ganarán espacios por sobre la estandarización, la funcionalización, la especialización; sin implicar desapariciones tipológicas ni el final de funcionalismo. Los arquitectos estamos obligados a plantear soluciones capaces de reducir el impacto de fenómenos como el que se vive ahora, similar problemática aplica para plazas, parques y paseos públicos, hoy clausurados y vacíos, socialmente inútiles.


Siendo el planeta un mundo mayoritariamente urbano, lo rural no escapará a los impactos que derivarán del confinamiento global, debido, por un lado, a la interdependencia entre ambos tipos de ocupación territorial en algunos países, y por otro, al predominio de lo urbano en las sociedades posindustriales. Al respecto de nuestro país, es lícito esperar un gran impacto en la ruralidad boliviana, no solo porque es un país con más de dos tercios de su población viviendo en ciudades, sino porque presenta un grado de vinculación campo-ciudad mucho mayor que otras sociedades latinoamericanas, puesto que la migración interna es un fenómeno relativamente reciente y buena parte de los nuevos habitantes urbanos mantienen lazos estrechos con sus comunidades de origen.


El potenciamiento de las herramientas virtuales, tanto nivel profesional como educativo, de gestión, control y seguimiento de actividades, así como su proyección laboral: el teletrabajo, vienen acompañados de grandes oportunidades, pero también de amenazas implícitas. La expansión de la virtualización de las actividades favorece a la internacionalización del trabajo profesional en sus diferentes ámbitos, conformando un escenario laboral mucho más competitivo que el actual, con inevitable impacto en la accesibilidad, la competitividad, el salario, entre otros aspectos.


Mientras el desarrollo de la inteligencia artificial y la construcción en 3D ofrecerán nuevas oportunidades y la expansión del teletrabajo, la telemedicina y la teleducación, potencialmente reducirán la demanda de nuevas inversiones en infraestructura en esos y otros ámbitos, la revisión tipológica, a escalas urbana y arquitectónica, así como la revisión inevitable de los procesos constructivos, derivados de las pautas de salubridad que se están imponiendo, conforman un nuevo escenario profesional para los arquitectos, extremadamente abierto e incierto, sin duda cargado de oportunidades, pero también de amenazas.

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